Esta semana he visto el documental de 100 días con la Tata de Miguel Ángel Muñoz. Un documental precioso y enternecedor que recomiendo y que es un homenaje a todos nuestros mayores, desde el cariño y la sencillez. Aunque la Tata no es abuela de Miguel Ángel, pero es como si lo fuera porque le ha cuidado desde niño. Este documental refleja los duros días de un cuidador con una persona mayor en el confinamiento y cómo intentar de que a pesar de las circunstancias que estábamos viviendo la Tata fuera feliz. Y este documental que emociona y que inevitablemente te lleva a acordarte de tus abuelos, a veces con una sonrisa y a veces con una lágrima. Yo veía en la Tata a mi abuela María, y muchos de los que estábamos en la sala nos reconocíamos y reconocíamos a nuestra abuela, y más si para ti ha sido como una madre. Incluso en los comentarios de Miguel Ángel te reconoces porque él se define un enamorado de su Tata, y solo desde el amor verdadero se hace la entrega, la dedicación, el cuidado…
Un documental que pone en el centro a la persona, a nuestros mayores, que en esta sociedad parece que molestan y qué son olvidados. Los mayores son descartados. Cuántos mayores no tienen a nadie que les visite y sufren la otra pobreza, la soledad. Un documental que refleja que la felicidad se consigue con poco, y nuestros mayores lo saben. Nosotros ahora nos frustramos si no tenemos wifi, si no nos funciona el móvil…con tontunas. Ellos son más realistas y van a lo fundamental. Luisa Cantero es feliz con Miguel, como dice ella, disfrutando cogiendo un pajarito, o regando las plantas, o rezando…Feliz con poco. Felicidad con amor, con la entrega de Miguel Ángel que aunque se muestra cansado consigue sonreír por la Tata. La felicidad del día a día, en las cosas cotidianas.
Hace unos días mi sobrina Inés le preguntaba a mi madre: ¿Yaya estás bien?( Porque mi madre tosía). O Marcos, hijo de Paco e Inma, que hacía un trabajo sobre la vida de antes con sus abuelos, y cómo los abuelos se ponían contentos porque el nieto les preguntaba. Esas cosas nos hacen felices ¿Más sencillo que la atención para la felicidad? Los niños los saben tan bien.
Los abuelos nos han enseñado tantas cosas. Tantas experiencias vividas y tantos sacrificios. Yo me acuerdo mucho cuando paso por diversos lugares de mi abuelo, porque fui con él la primera vez, o la primera entrevista de trabajo que para que no fuera sola se vino mi abuela conmigo, o de mi primera grabadora que me la regaló mi abuelo o el primer atlas que también nos lo trajeron los Reyes…
Y ni qué decir de lo que nos han enseñado. Tantas cosas y tantos valores que nos han enseñado nuestros mayores, que aparecen todos los días porque somos lo que vivimos y lo que aprendemos.
Nuestros mayores nos enseñan el valor de un abrazo, del agradecimiento, el valor del esfuerzo y de la recompensa; el valor de la vida y de la amistad; el valor de lo que somos y hacemos y no de lo que tenemos; el valor de la generosidad y del compartir; el valor del AMOR. Que no nos quedemos en lo material porque lo material se desvanece y se pierde, mientras que aquello que sentimos nunca se olvida, e incluso renace cuando vivimos experiencias similares a lo largo de nuestra vida. Hay quienes se olvidan de que lo más grande no es un gran juguete sino un gran beso o un minuto de tu tiempo. Hay quienes sustituyen los sentimientos y las emociones por objetos materiales que terminan convirtiendo a los más pequeños en grandes egoístas. Nacemos sin nada, no necesitamos mucho para ser felices, pero sí el Amor y el cariño de los demás.
Muchas gracias a todos. @moniqueilles /Mónica Moreno
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